Vale, pero si no comes: bebidas caras, casi siempre lleno y sin mucha agilidad en el servicio y a la hora de limpiar mesas.
Lugar favorito de los conductores de autobús que paran en C. Caminos, osea, que tiene los servicios más utilizados en 3 kms a la redonda. Café sólo horrible, cortado, pasable. Cada vez se come peor.
NO ENTRAR. Si decides obviar mi advertencia, tras sortear a la borracha parroquiana que tienen allí abonada, JAMÁS pidas café; sabe a aceitunas negras. Que la suerte te acompañe.
Un bluf de sitio. Muy cuco pero incómodo. El café a más de 1,60. Majos, pero eso no compensa lo que dan, a menos que, como veo, te pongas ciego a cervezas de importación y ginebras.
El dueño es un hombrecillo encantador que hará que no te joda tanto pagar el triple por un pliego de cartulina. Allá tú.
